Lectura : 📖 1 Corintios 4
Pablo sigue hablándole fuerte a los corintios, esta vez recordándoles algo clave: nosotras no somos dueñas de nada, sino administradoras de lo que Dios nos ha dado.
📖 “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.” (1 Corintios 4:1)
La palabra servidores aquí se refiere a un asistente que trabaja bajo la autoridad de otro. Eso es lo que somos nosotras. No somos las protagonistas, sino siervas de Cristo.
Pero hay algo más: Dios nos ha confiado su verdad. No podemos hacer con ella lo que queramos, sino que debemos ser fieles a su Palabra.
📖 “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” (1 Corintios 4:2)
Dios no nos pide éxito, nos pide fidelidad. No nos llama a impresionar, sino a obedecer.
📌 No Vivamos Para la Opinión de los Demás
📖 “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por ustedes, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.” (1 Corintios 4:3)
Pablo dice algo que nos cuesta mucho vivir: no vivimos para la aprobación de la gente.
Nos preocupamos demasiado por lo que los demás piensan de nosotras, por su validación, por sus opiniones… pero al final, solo hay un Juez que importa: Dios.
📖 “Así que, no juzguen nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a luz lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones.” (1 Corintios 4:5)
Dios no solo ve lo externo, sino el corazón.
📌 No Nos Creámos Más de lo Que Somos
📖 “Porque ¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Corintios 4:7)
Todo lo que tenemos—nuestra salvación, nuestras habilidades, nuestras oportunidades—todo es un regalo de Dios.
Entonces, ¿por qué a veces nos sentimos más espirituales que otras personas? ¿Por qué pensamos que somos mejores que alguien más? Si todo es gracia, no tenemos de qué presumir.
Pablo se burla un poco de los corintios porque actuaban como si ya hubieran llegado a la cima espiritual.
📖 ”¡Ya están saciados! ¡Ya son ricos! ¡Sin nosotros reinaron! Y ojalá reináramos nosotros también, para que reináramos juntamente con ustedes.” (1 Corintios 4:8)
Los corintios estaban cómodos, viviendo como si ya no tuvieran nada que aprender. Pero la verdadera vida cristiana no es comodidad, sino servicio y entrega.
📌 La Vida del Siervo de Dios No Es Fácil
📖 “Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.” (1 Corintios 4:11)
Mientras los corintios vivían cómodos, Pablo y los otros apóstoles sufrían por el evangelio.
📖 “Nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.” (1 Corintios 4:12)
Aquí hay una gran enseñanza: la vida cristiana no es un camino fácil. No estamos aquí para buscar comodidad, sino para reflejar a Cristo en todo, incluso en medio del sufrimiento.
📖 “Llegamos a ser hasta ahora la escoria del mundo, el desecho de todos.” (1 Corintios 4:13)
Si alguna vez te han rechazado por tu fe, si has sentido que vas contra la corriente, recuerda: así ha sido siempre. Pero Jesús es digno de todo.
📌 Un Llamado a Vivir en Seriedad
📖 “Porque aunque tengan diez mil ayos en Cristo, no tienen muchos padres; pues en Cristo Jesús yo los engendré por medio del evangelio.” (1 Corintios 4:15)
Pablo no solo era su maestro, sino su padre espiritual. Les había predicado el evangelio y los había discipulado, así que les dice:
📖 “Por tanto, les ruego que me imiten.” (1 Corintios 4:16)
No porque Pablo fuera perfecto, sino porque él sí estaba viviendo el evangelio con seriedad.
📖 “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.” (1 Corintios 4:20)
No basta con hablar bonito. Nuestra fe se ve en cómo vivimos.
💡 Reflexionemos
🎀 ¿Estoy viviendo como sierva de Cristo o como si fuera dueña de mi vida?
🎀 ¿Me importa más la opinión de Dios o la de la gente?
🎀 ¿Estoy viviendo en comodidad o dispuesta a entregar mi vida para la gloria de Dios?
🙏 Oración
Señor, ayúdame a vivir para Ti y no para la aprobación de los demás. Que mi vida refleje que soy tu sierva y que todo lo que tengo viene de Ti. Enséñame a ser fiel en lo que me has encomendado y a vivir con la eternidad en mente. En el Nombre de Jesús, Amén.
No somos dueñas de nada, solo administradoras de lo que Dios nos ha dado. Seamos fieles.