Mateo 19: El Reino de los Cielos y la Vida según el Diseño de Dios

En Mateo 19, Jesús aborda temas esenciales para la vida cristiana: el matrimonio, el divorcio, el lugar de los niños en el Reino de los Cielos, y el costo de seguirlo como discípulos. Este capítulo nos llama a reflexionar sobre nuestras relaciones, nuestras prioridades y nuestro compromiso con Él.


I. EL MATRIMONIO SEGÚN EL DISEÑO DE DIOS

(Mateo 19:1-6)

“¿No han leído que el que los hizo al principio, hombre y mujer los hizo, y dijo: Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?”

Los fariseos querían poner a prueba a Jesús con una pregunta controversial: el divorcio. En los tiempos de Jesús, existían interpretaciones permisivas de la Ley de Moisés, que permitían el divorcio por razones triviales. Jesús responde llevándolos de vuelta al diseño original de Dios en Génesis: el matrimonio es una unión sagrada y permanente entre un hombre y una mujer.

El diseño original de Dios: Jesús enfatiza que Dios creó el matrimonio como una relación de unidad y exclusividad, donde los esposos se convierten en “una sola carne”.

• El llamado a la fidelidad: La frase “lo que Dios unió, que no lo separe el hombre” resalta la importancia de mantener el compromiso matrimonial.

El matrimonio no es una institución humana, sino una relación diseñada por Dios para reflejar Su amor y fidelidad. Aunque vivimos en un mundo quebrantado, el llamado de Dios es buscar Su diseño original y depender de Su gracia para vivirlo.

• Si estás casada, reflexiona: ¿estás honrando tu compromiso matrimonial y buscando a Dios como el centro de tu relación?

• Si estás soltera, ora por discernimiento y sabiduría para prepararte para un matrimonio que honre a Dios.


II. EL DIVORCIO Y LA DUREZA DEL CORAZÓN

(Mateo 19:7-12)

7 “Le dijeron: ¿Por qué, entonces, mandó Moisés dar carta de divorcio y repudiarla?”

8 Jesús les dijo: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés permitió divorciarse de sus mujeres; pero al principio no fue así.”

Jesús reconoce que el divorcio fue permitido por Moisés debido a la dureza del corazón humano, pero aclara que no es el plan ideal de Dios. También establece una excepción: el divorcio es permitido en casos de inmoralidad sexual, pero incluso entonces, no es obligatorio.

Dios creó el matrimonio para reflejar Su relación de pacto con Su pueblo. Así como Dios es fiel a Su pacto con nosotros, el matrimonio está llamado a ser una relación de fidelidad, amor y unidad.

Debido a la caída en el Edén (Génesis 3), todas nuestras relaciones están marcadas por el egoísmo, el orgullo y la dureza de corazón. Esto incluye el matrimonio. El divorcio no forma parte del diseño original de Dios. Aunque puede permitirse en casos extremos (como la inmoralidad sexual, v. 9), es una evidencia del quebrantamiento humano.

La dureza del corazón: Es una manifestación de nuestra naturaleza caída. Sin la gracia transformadora de Dios, nuestras relaciones no pueden reflejar Su diseño perfecto.

La gravedad del pecado: La inmoralidad sexual (porneia, en griego) es una violación del pacto matrimonial. Esto destruye la unión de “una sola carne” y es una razón legítima para el divorcio.

El perdón sigue siendo el ideal: Aunque el divorcio es permitido en estos casos, el perdón y la reconciliación, si son posibles, reflejan el evangelio de gracia y restauración.

La soberanía de Dios en el dolor: Incluso en el divorcio, Dios está obrando para redimir y restaurar. Dios utiliza incluso las situaciones más difíciles para Su gloria y para el bien de Sus hijos (Romanos 8:28).

Dios valora el matrimonio profundamente, pero también entiende la realidad del pecado y el dolor en este mundo caído. Él nos llama a depender de Su gracia en nuestras relaciones y a buscar la reconciliación siempre que sea posible.

En respuesta a la enseñanza de Jesús sobre el matrimonio, los discípulos dijeron: “Si esta es la situación del hombre con su mujer, no conviene casarse” (v. 10). Jesús explicó que el celibato es un don especial de Dios para algunos, permitiéndoles dedicarse completamente a Su obra (v. 11-12).

• Si estás enfrentando dificultades matrimoniales, busca consejo sabio y ora por restauración.

• Si conoces a alguien que ha sufrido un divorcio, muestra compasión y recuerda que Dios es un Dios de nuevas oportunidades.


III. LOS NIÑOS Y EL REINO DE LOS CIELOS

(Mateo 19:13-15)

14 “Pero Jesús dijo: Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan; porque de los tales es el Reino de los Cielos.”

Los discípulos intentaron apartar a los niños que eran llevados a Jesús, pero Él los corrigió. Jesús no solo acogió a los niños, sino que declaró que ellos son el modelo para entrar en el Reino de los Cielos. Su sencillez, confianza y humildad representan el tipo de corazón que Dios busca.

El Reino de los Cielos está abierto para quienes se acercan a Dios con un corazón sencillo y humilde, como el de un niño. Además, Jesús nos llama a valorar y cuidar a los más pequeños y vulnerables.

• ¿Cómo puedes reflejar una fe sencilla y confiada en Dios?

• Busca maneras de valorar y servir a los niños en tu familia, iglesia o comunidad, mostrando el amor de Cristo.


IV. EL JOVEN RICO Y EL COSTO DE SEGUIR A JESÚS

(Mateo 19:16-26)

21 “Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.”

Un joven rico se acercó a Jesús preguntando qué debía hacer para tener vida eterna. El pensaba que había guardado los mandamientos externos en perfección, pero su corazón estaba atado a las riquezas. Jesús lo retó a desprenderse de sus bienes y seguirlo, pero el joven se fue triste porque no estaba dispuesto a soltar lo que amaba más que a Dios.

El obstáculo de las riquezas: Jesús advierte que las riquezas pueden convertirse en un ídolo que nos aleja de Dios.

• La gracia de Dios: Aunque es difícil para el rico entrar en el Reino, Jesús recuerda que “para Dios todo es posible” (v. 26).

Jesús le responde: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino uno: Dios”. Este pasaje tiene un significado profundo y Aquí hay algunos puntos clave para entender por qué Jesús dijo esto:

1. Revelar el concepto de bondad absoluta

Jesús no está negando que Él sea bueno; más bien, está confrontando la comprensión del joven sobre lo que significa “bueno”. En la cultura judía, el título de “bueno” era reservado exclusivamente para Dios, quien es la fuente y el estándar absoluto de la bondad. Jesús está guiando al joven a reflexionar sobre quién es Él realmente: si lo llama bueno, debe reconocer que Jesús no es solo un maestro humano, sino Dios mismo.

2. Confrontar el orgullo humano

Al responder de esta manera, Jesús también está exponiendo el orgullo implícito en el corazón del joven rico. Este hombre pensaba que podía hacer algo por sí mismo para ganar la vida eterna. Jesús lo lleva a comprender que la bondad humana nunca será suficiente para alcanzar el estándar de Dios. Solo Dios es verdaderamente bueno, y depender de las propias obras o moralidad no es el camino a la salvación.

3. Apuntar a su verdadera identidad como Dios encarnado

Jesús no rechaza ser llamado bueno, pero quiere que el joven reconozca que, al llamarlo así, está reconociendo que Él es más que un simple maestro. Jesús es Dios encarnado, y solo al entender esto, el joven puede comprender que no hay salvación fuera de Él.

4. Romper la falsa seguridad en las obras

La pregunta de Jesús desafía al joven a evaluar su propia bondad y a compararla con el estándar divino. El joven había cumplido los mandamientos externos, pero no había entendido que la salvación no depende de las obras o de cumplir la ley, sino de reconocer la necesidad de un Salvador.

5. Dirigir la conversación hacia el corazón del problema

Jesús lleva la conversación hacia el ídolo del joven: sus riquezas. Al desviar inicialmente la atención del joven hacia la bondad de Dios, Jesús establece la base para el resto de su respuesta, mostrándole que no basta con guardar los mandamientos externamente, sino que debe entregar su corazón completamente a Dios.

Seguir a Jesús requiere un corazón completamente entregado a Él, sin ataduras a las cosas materiales o terrenales. La verdadera riqueza está en el tesoro eterno que tenemos en Cristo.

• Evalúa tus prioridades: ¿Hay algo en tu vida que amas más que a Jesús? Pídele que te ayude a soltarlo.

• Aprende a usar tus recursos para bendecir a otros y glorificar a Dios.


V. LA RECOMPENSA DE SEGUIR A CRISTO

(Mateo 19:27-30)

29 “Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.”

Este diálogo ocurre justo después de que Jesús hablara con el joven rico (Mateo 19:16-22). Cuando el joven rechazó la invitación de Jesús a seguirlo porque amaba más sus riquezas, Pedro, representando a los discípulos, preguntó: “Nosotros lo hemos dejado todo por ti; ¿qué recibiremos?” La pregunta de Pedro refleja tanto curiosidad como una necesidad de reafirmación de que su sacrificio no fue en vano.

Jesús responde prometiendo recompensas eternas, pero también nos recuerda que el camino de seguirlo requiere una perspectiva centrada en el Reino de los Cielos y no en las recompensas terrenales.

Jesús promete que cualquiera que haya dejado algo por Su causa recibirá “cien veces más” y heredará la vida eterna. Esto no significa necesariamente riquezas materiales, sino una recompensa mucho mayor: las bendiciones espirituales y la comunión con Dios.

Jesús concluye con una advertencia: las recompensas en el Reino no siempre serán como las esperamos. Aquellos que parecen ser los “primeros” en esta vida (los ricos, poderosos o reconocidos) podrían ser los últimos en el Reino, mientras que los humildes y los sacrificados serán exaltados.

Seguir a Jesús no siempre es fácil, pero vale la pena. Su promesa de vida eterna y recompensas eternas supera cualquier sacrificio que podamos hacer aquí en la tierra.

• Vive con una perspectiva eterna, recordando que tu verdadero hogar está en el cielo.

• Anima a otros a seguir a Jesús, recordándoles que cualquier sacrificio aquí es temporal comparado con la gloria que viene.


Oración

Señor, gracias por enseñarme a vivir según Tu diseño y Tu voluntad. Ayúdame a honrar mis relaciones, a confiar en Ti como un niño, y a desprenderme de todo lo que me aleje de Ti. Que mi vida esté centrada en Tu Reino y Tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.

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