1 Corintios 7: Llamadas a la Fidelidad

En los capítulos anteriores, Pablo ha corregido divisiones en la iglesia, la tolerancia del pecado, y la inmoralidad sexual entre los creyentes de Corinto. Ahora, en 1 Corintios 7, Pablo responde a preguntas que los mismos corintios le hicieron sobre el matrimonio, la soltería y el llamado de cada creyente.

En nuestra sociedad actual, hablar de matrimonio y soltería desde una perspectiva bíblica es más importante que nunca. El mundo nos dice que el matrimonio es para nuestra felicidad personal, que la soltería es un fracaso, que el divorcio es la salida fácil, y que debemos vivir según nuestros deseos. Pero Dios nos da un diseño superior, un propósito eterno que va más allá de lo que este mundo puede ofrecer.

Este capítulo es contracultural y desafiante. Pablo nos muestra que tanto el matrimonio como la soltería son dones de Dios, y que la fidelidad a Cristo debe ser nuestra prioridad en cualquier estado en el que nos encontremos.


1. El matrimonio y la lucha contra la inmoralidad – (1 Corintios 7:1-9)

“Pero con respecto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer…” (1 Corintios 7:1)

Al parecer, algunos pensaban que lo más espiritual era evitar el matrimonio por completo. Pero Pablo responde con sabiduría:

• El matrimonio es bueno (v.2) – Dios lo diseñó como una bendición y como la única relación legítima donde la intimidad sexual es aprobada.

• El matrimonio protege contra la inmoralidad – “A causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.” (v.2).

En otras palabras, si Dios te ha llamado al matrimonio, no es opcional vivir en pureza mientras esperas. No puedes justificar el pecado diciendo que aún no tienes esposo.

Pablo también habla de la responsabilidad mutua en el matrimonio:

• “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.” (v.3)

• “No os neguéis el uno al otro…” (v.5)

Esto significa que el matrimonio no es egoísta, sino una entrega total. El esposo y la esposa no deben manipularse mutuamente, ni usarse como castigo o recompensa.

La soltería también es un don, pero que no todos tienen el mismo llamado (v.7). Ni el matrimonio ni la soltería son superiores en sí mismos. Lo importante es vivir para la gloria de Dios.


2. El divorcio y la fidelidad en el matrimonio – (1 Corintios 7:10-16)

“A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido…” (1 Corintios 7:10)

Aquí Pablo reafirma la enseñanza de Cristo sobre el matrimonio: no se debe romper el pacto matrimonial.

Algunas verdades:

• Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16).

• El matrimonio es un pacto, no un contrato que se anula cuando queremos.

• La única razón bíblica para el divorcio es la infidelidad o el abandono por un incrédulo (Mateo 19:9, 1 Corintios 7:15).

Para aquellos casados con un no creyente, Pablo dice que si el incrédulo quiere quedarse, la creyente debe permanecer en el matrimonio (v.12-14). Pero si el incrédulo decide irse, el creyente ya no está obligado (v.15).

Aquí aprendemos que la salvación no viene por matrimonio, sino por la obra del Espíritu Santo. Una mujer cristiana no debe pensar que casándose con un incrédulo lo convertirá. El evangelismo misionero dentro del matrimonio es una trampa peligrosa.

• Si eres casada, lucha por tu matrimonio. No corras al divorcio por cualquier problema. Busca sabiduría, paciencia y oración.

• Si eres soltera, no juegues con el fuego del yugo desigual. No ignores los mandamientos de Dios porque crees que “él cambiará”.

• Si tu esposo no es creyente, sé fiel al Señor. Tu testimonio en casa puede ser un medio para que él sea alcanzado por la gracia de Dios.


3. Vive conforme al llamado de Dios – (1 Corintios 7:17-24)

“Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.” (1 Corintios 7:20)

Dios nos llama a glorificarlo donde estamos.

• Si eres soltera, sirve a Dios con todo tu corazón. No pienses que necesitas casarte para ser plena.

• Si eres casada, sé fiel a Dios en tu matrimonio. No compares tu vida con la de otras, Dios tiene un propósito en tu situación actual.

Este pasaje nos recuerda que la felicidad no está en cambiar nuestro estado civil, sino en vivir en fidelidad a Cristo en cualquier etapa de la vida.


4. La soltería: una vida sin distracciones – (1 Corintios 7:25-40)

Corinto era una ciudad llena de inmoralidad y persecución contra los cristianos. Casarse traía muchas dificultades, y Pablo recomienda la soltería como una forma de evitar esas cargas.

Pero no está diciendo que casarse sea malo, sino que el soltero tiene la ventaja de servir a Dios sin distracciones (v.32-34).

• La mujer casada debe cuidar de su esposo y hogar (v.34).

• La mujer soltera puede dedicarse por completo al Señor.

Esto destruye la mentira de que la soltería es una maldición. La soltería es un tiempo especial para servir a Dios sin las preocupaciones del matrimonio.

“La mujer casada está ligada a su marido mientras él vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.” (1 Corintios 7:39)

Esto nos recuerda que si una creyente decide casarse, solo puede hacerlo con alguien que sea del Señor.


Vive en fidelidad donde Dios te ha puesto

1 Corintios 7 nos enseña que:

• El matrimonio es bueno y santo, pero no es el propósito final de la vida cristiana.

• El yugo desigual es una trampa. No ignores la enseñanza de Dios por emociones momentáneas.

• La soltería es un don, no una maldición. Es una oportunidad para servir a Dios sin distracciones.

• Nuestro mayor llamado es vivir para la gloria de Dios, sea casadas o solteras.

No pongas tu identidad en tu estado civil. Eres valiosa en Cristo, no por estar casada o soltera, sino porque has sido comprada por Su sangre.

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)

No importa en qué etapa de la vida estés, vive con fidelidad, pureza y devoción a Cristo.

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