“Vengan a mí, todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (LBLA).
Este pasaje es un recordatorio amoroso de que, cuando nuestras cargas parecen demasiado pesadas y nuestra ansiedad nos abruma, Jesús nos llama a dejar todo en Sus manos. Su promesa no es de una vida sin dificultades, sino de un descanso profundo que viene al confiar plenamente en Él. Cuando llevamos Su yugo, aprendemos a depender de Su fuerza y Su gracia, y encontramos paz aun en medio de las circunstancias.
Puedo testificar personalmente que esta promesa es real. Durante mi noviazgo con el hombre que hoy es mi esposo, vivíamos a cientos de kilómetros de distancia: yo en Cuba y él en California. El camino no era fácil, y había muchas incertidumbres y preguntas. Pero decidimos juntos hacer exactamente lo que Jesús nos pide en este pasaje: dejar nuestras cargas en Sus manos, buscar Su rostro y servirle con todo nuestro corazón en nuestras iglesias y en cada oportunidad que teníamos.
En medio de nuestras oraciones y nuestro servicio, algo hermoso sucedió: Dios calmó toda nuestra ansiedad. En lugar de preocuparnos por lo que no podíamos controlar, Él nos enseñó a descansar en Su soberanía y a confiar en Su tiempo perfecto. Las puertas comenzaron a abrirse de maneras que jamás podríamos haber imaginado. Él nos mostró Su fidelidad y nos guió hacia Su propósito, uniendo nuestras vidas en matrimonio de una forma que reflejaba Su gracia y Su poder.
Por supuesto que no lo hicimos de manera perfecta, hubieron dias en los que la montaña nos quedó demasiado alta y flaqueamos ante la espera, queriendo que todo se resolviera de un segundo a otro, mi intención al contarlo no es mostrar que lo hicimos en perfección, sino compartirles lo que Dios nos mostró en ese tiempo y aún hoy cuando en medio de nuestras incertidumbres flaqueamos, él se revela nuevamente con este pasaje “Hecha sobre mi tus cargas”.
Para tu corazón:
1. Deja tus sueños en las manos de Dios: Sea cual sea tu anhelo –en el amor, en tu familia o en tu futuro–, recuerda que nadie mejor que Dios puede encargarse de tus planes. Cuando confías en Él, Él obra con fidelidad, conforme a su propósito.
2. Busca a Dios mientras esperas: Así como en mi historia, la espera puede ser difícil, pero también es una oportunidad para crecer en fe y carácter. Dedica tiempo a orar, servir en tu iglesia y acercarte más a Él, tu meta no debe ser aquello terrenal que anhelas. Sino ser más precisa a Cristo mientras él obra según su voluntad últ en su tiempo.
3. Permite que Dios calme tu ansiedad: Cuando los “¿qué pasará?” llenen tu mente, recuerda que Jesús promete darte descanso. Ora y dile: “Señor, no puedo controlar esto, pero sé que Tú sí puedes.” Descansa en Su cuidado.
4. Confía en Su tiempo perfecto: Aunque los resultados no siempre sean inmediatos, Su tiempo siempre es el mejor. Él ve el panorama completo y sabe lo que es mejor para ti.
Cristo no solo nos invita a confiar en Él, sino que también nos muestra cómo. Durante Su vida en la tierra, Jesús dependió completamente del Padre en todo, sometiéndose a Su voluntad perfecta. En la cruz, Jesús cargó con nuestro mayor peso: el pecado, el miedo y la muerte. Al hacerlo, nos dio acceso a una relación con Él que nos asegura paz, dirección y descanso.
En mi experiencia, el hecho de batallar cada día para que Jesús sea el centro de nuestras vidas fue clave y lo sigue siendo. Él no solo nos dio la paz que necesitábamos durante nuestro noviazgo, sino que también nos permitió construir nuestro matrimonio sobre Su amor y fidelidad. De la misma manera, Él puede ser el fundamento firme de tu vida y de tus relaciones.
Amiga, si sientes que estás cargando una preocupación que te abruma, ya sea en el amor, el trabajo o cualquier área de tu vida, quiero decirte que no tienes que hacerlo sola. Jesús te está llamando a entregar todo en Sus manos. Déjale tus sueños, tus miedos y tus planes. Él sabe lo que necesitas y hará mucho más de lo que puedes imaginar. En mi caso, pensé que la distancia sería un obstáculo imposible de superar, pero Dios me mostró que cuando dejamos todo en Sus manos, Él puede abrir puertas que nadie más puede abrir.
Hoy, confía en que Su yugo es ligero y que Su descanso es real. Deja que Él te sorprenda con Su fidelidad.
Oración:
“Amado Padre, hoy traigo a Ti mis cargas, mis anhelos y mis preocupaciones. Ayúdame a confiar en Tu plan perfecto y a descansar en Tu paz. Enséñame a caminar a Tu lado, llevando Tu yugo y aprendiendo de Tu mansedumbre. Gracias porque sé que Tú tienes cuidado de mí y harás lo mejor en cada situación. En el precioso nombre de Jesús, amén.”
1. Salmo 37:5 (RVR1960): “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.”
2. Filipenses 4:6-7 (LBLA): “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.”
3. Proverbios 3:5-6 (RVR1960): “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
4. Isaías 41:10 (LBLA): “No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré.”
5. Efesios 3:20 (RVR1960): “Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.”