Amiga, Mateo 22 nos lleva a entender cosas muy importantes sobre el reino de Dios. Jesús, con Sus palabras y enseñanzas, nos explica que el llamado de Dios es serio, no algo que podamos tomar a la ligera. Este capítulo nos invita a responder con fe, obediencia y entrega total.
Vamos juntas a descubrir lo que Jesús nos quiere enseñar en este pasaje tan profundo.
La Parábola de la Fiesta de Bodas
(Mateo 22:1-14)
“Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.” (Mateo 22:14, RVR).
En esta parábola, Jesús nos cuenta que un rey preparó una gran boda para su hijo. Este rey representa a Dios, y la boda es una imagen de la relación entre Jesús y Su iglesia.
El rey manda invitaciones, pero los primeros invitados no aceptan. Estaban más preocupados por sus propias cosas y rechazaron al rey. Incluso, maltrataron a los siervos que el rey envió. Esto representa cómo el pueblo de Israel no escuchó a los profetas ni aceptó a Jesús como el Salvador.
Entonces, el rey invita a todos, sin importar si eran buenos o malos. Aquí vemos cómo el evangelio llegó a todo el mundo, no solo a los judíos.
Pero hay un detalle importante: un hombre que no llevaba la ropa adecuada es echado fuera de la boda. Esto nos enseña que no podemos presentarnos delante de Dios con nuestras propias obras o méritos. Necesitamos ser vestidos con la justicia de Cristo.
1. Dios invita a todos. No importa quién seas o qué hayas hecho, Dios te llama a Su reino.
2. No basta con ir por nuestra cuenta. Solo podemos llegar a Dios confiando en Jesús y Su sacrificio.
3. Dios no acepta lo superficial. Él busca una fe verdadera, no una respuesta falsa o de apariencia.
Reflexión
¿Has aceptado la invitación de Dios con un corazón sincero? ¿Estás confiando en tus propias fuerzas o en la obra perfecta de Cristo?
Jesús y los Tributos al César
(Mateo 22:15-22)
“Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.” (Mateo 22:21, LBLA).
Los fariseos querían poner a Jesús en problemas. Le preguntaron si era correcto pagar impuestos al César. Si decía que no, lo acusarían con los romanos. Si decía que sí, los judíos se enojarían.
Jesús, con mucha sabiduría, les pidió una moneda. La moneda tenía la imagen del César. Jesús les dijo: den al César lo que le pertenece, pero den a Dios lo que le pertenece.
Amiga, esto nos enseña que aunque tenemos responsabilidades aquí en la tierra, nuestra vida completa le pertenece a Dios porque fuimos creadas a Su imagen.
1. Dios nos creó para Él. Así como la moneda tenía la imagen del César, nosotras llevamos la imagen de Dios (Génesis 1:27).
2. Todo le pertenece a Dios. Sí, debemos cumplir con nuestras responsabilidades, pero nuestra primera lealtad es hacia Dios.
3. Vivimos con dos responsabilidades. Debemos obedecer las leyes terrenales siempre que no contradigan la voluntad de Dios, pero todo lo que somos es para Él.
Reflexión
¿Estás dando a Dios lo que le pertenece? ¿Hay algo en tu vida que aún no le has entregado?
La Resurrección y el Poder de Dios
(Mateo 22:23-33)
“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.” (Mateo 22:32, RVR).
Los saduceos no creían en la resurrección ni en lo sobrenatural. Por eso trataron de ridiculizar a Jesús con una pregunta sobre el matrimonio en el cielo. Querían hacerlo quedar mal delante de todos.
Pero Jesús, con mucha paciencia, les explicó que en la vida eterna las cosas serán diferentes. No habrá matrimonios porque estaremos en la presencia de Dios, viviendo de una manera perfecta y completa.
Jesús también les mostró que la resurrección es real al recordarles cómo Dios se presentó a Moisés como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Aunque ellos habían muerto, Dios seguía siendo su Dios porque están vivos con Él.
1. La resurrección es real. Nuestra esperanza está en que un día viviremos eternamente con Dios.
2. El poder de Dios es más grande que lo que entendemos. No podemos limitar a Dios con nuestras ideas humanas.
3. La eternidad lo cambia todo. En el cielo, viviremos de manera completamente transformada, en perfecta comunión con Dios.
Reflexión
¿Vives con la esperanza de la vida eterna? ¿Cómo esta verdad está influyendo en tus decisiones y en la forma en que enfrentas los problemas?
El Gran Mandamiento
(Mateo 22:34-40)
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mateo 22:37, RVR).
Un fariseo quiso probar a Jesús preguntándole cuál era el mandamiento más importante. Jesús respondió que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro ser. También dijo que el segundo mandamiento es amar a nuestro prójimo como a nosotras mismas.
Todo lo que Dios nos manda en Su Palabra se resume en estos dos mandamientos. Amar a Dios con todo lo que somos significa que Él debe ser lo primero en nuestra vida. Amar a nuestro prójimo es una forma de mostrar ese amor que tenemos hacia Dios.
1. Dios debe ser nuestra prioridad. Amar a Dios significa vivir para Él en todo momento.
2. Amar a los demás refleja nuestra relación con Dios. Si conocemos a Dios, ese amor se verá en cómo tratamos a los demás.
3. Todo gira en torno al amor. Pero no un amor superficial, sino un amor que nace del corazón, con acciones y obediencia.
Reflexión
¿Amas a Dios con todo tu corazón, alma y mente? ¿Cómo estás mostrando el amor de Dios en tu trato con los demás?
Jesús, el Hijo de David
(Mateo 22:41-46)
“¿Cómo es que David, en el Espíritu, le llama ‘Señor’?” (Mateo 22:43, LBLA).
Jesús terminó este capítulo con una pregunta para los fariseos. Les preguntó cómo el Mesías podía ser hijo de David y, al mismo tiempo, su Señor.
Con esta pregunta, Jesús mostró que Él no era solo un hombre descendiente de David, sino también el Hijo de Dios. Él es el Salvador prometido, el Rey eterno que gobierna sobre todo.
1. Jesús es el Salvador prometido. Él cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento.
2. Jesús tiene toda autoridad. Como Rey y Señor, Él merece nuestra completa obediencia.
3. La fe verdadera reconoce a Jesús. Los fariseos no pudieron ver quién era Él porque sus corazones estaban endurecidos.
Reflexión
¿Has reconocido a Jesús como tu Salvador y tu Señor? ¿Vives cada día bajo Su autoridad?
Amiga, Mateo 22 nos llama a vivir para Dios de una manera completa y sincera. Él no solo nos invita a Su reino; nos pide una respuesta real, un compromiso total.
Hoy, pregúntate: ¿estás rindiendo cada área de tu vida a Dios? ¿Estás confiando solo en Jesús?
Oración
Señor, Gracias por invitarme a Tu reino. Ayúdame a responder con fe y obediencia. Enséñame a amarte con todo mi ser y a vivir para Tu gloria cada día. En Cristo. Amén.
🙏🏻🙏🏻❤️..