De un tiempo acá he estado meditando en el llamado de Jesús a dejarlo todo para seguirlo, un tema que vemos claramente reflejado en la segunda parte de Mateo 4. Es un pasaje que, en apariencia, podría pasar desapercibido, pero al detenernos en él, encontramos una invitación profunda y desafiante: vivir una vida completamente entregada a Su llamado, sin reservas ni distracciones.
Es increíble cómo, en tan solo unos versículos, podemos observar a Jesús dando los primeros pasos de Su ministerio público, predicando el arrepentimiento y llamando a Sus primeros discípulos. Y no puedo evitar preguntarme: ¿cómo habrían sido esos momentos? ¿Cómo reaccionaron esos hombres cuando Jesús les dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19)?
El llamado de Jesús: Inmediato y transformador
Algo que siempre me impacta es la reacción de Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. La Escritura dice que “al instante” dejaron sus redes y le siguieron (v. 20-22). No hubo un “déjame pensarlo” o un “terminemos esto primero”. Fue un acto de fe inmediato. Esto me confronta profundamente porque, muchas veces, queremos seguir a Jesús, pero sin soltar aquello que nos da seguridad o control. Queremos caminar con Él, pero con nuestras condiciones.
Jesús no nos llama a una entrega parcial, sino total. ¿Estamos dispuestos a dejar nuestras redes, esas cosas que nos atan, para seguirlo con todo nuestro corazón? Las redes pueden ser nuestros planes, nuestras comodidades, nuestras excusas. Este pasaje me desafía a evaluar qué estoy aferrando que me impide caminar con Jesús plenamente.
El mensaje del Reino: Arrepentimiento y esperanza
Jesús comenzó Su ministerio con un mensaje claro: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (v. 17). Su llamado al arrepentimiento no era simplemente dejar atrás una mala conducta, sino un cambio completo de dirección, una transformación profunda del corazón. Esto me recuerda que, cada día, somos llamados a evaluarnos, a arrepentirnos y a vivir en el poder de Su gracia.
Pero también me llena de esperanza. Jesús no solo llama al arrepentimiento, sino que nos invita a entrar en Su Reino. No estamos solos en este camino; Él nos equipa y nos transforma para cumplir Su propósito. Este mensaje no es un peso, sino una promesa: Él está obrando en nosotros y a través de nosotros.
Dejarlo todo para ganarlo todo
Al leer cómo los discípulos dejaron sus redes, su barca e incluso a su padre, no puedo evitar reflexionar en lo radical de ese acto. Para ellos, esas cosas representaban seguridad, identidad, estabilidad. Sin embargo, entendieron que seguir a Jesús valía mucho más que cualquier cosa que pudieran dejar atrás.
Esto me recuerda las palabras de Jesús más adelante: “El que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25). En un mundo que nos enseña a buscar la seguridad y el éxito terrenal, Jesús nos invita a una vida de fe, una vida en la que lo ganamos todo al entregarlo todo a Él. Esto no significa que el camino será fácil, pero sí que será infinitamente valioso.
Un llamado para hoy
Mateo 4 nos muestra que el llamado de Jesús es transformador, desafiante y lleno de propósito. No importa cuál sea tu situación o tus circunstancias, Jesús sigue llamándonos a dejar nuestras “redes” y a seguirlo. Es un llamado a confiar en Él plenamente, a arrepentirnos diariamente y a caminar en la esperanza de Su Reino.
¿A dónde estás corriendo cuando escuchas Su voz? ¿Qué estás reteniendo que necesitas soltar? Que este pasaje nos inspire a responder como esos primeros discípulos: con fe, obediencia y entrega total. Que podamos decirle cada día: “Señor, aquí estoy. Todo lo que soy, todo lo que tengo, es tuyo”.
Recuerda que seguir a Jesús no es perder, sino ganar lo más valioso: una vida en comunión con Él. ¡No tengas miedo de dejar tus redes! Camina con la certeza de que el Salvador que te llama también te sostiene y te guía en cada paso.